Autor

Iván Daniel López

28/03/2025

Avellaneda, Buenos Aires.

Tiempo de lectura aproximado

Introducción

En el circo, históricamente hemos recurrido a cuerdas de fibras naturales como algodón, cáñamo y sisal, que eran los materiales disponibles en su momento y ofrecían características adecuadas para nuestras exigencias. Sin embargo, la llegada de las cuerdas sintéticas ha transformado el panorama, proporcionando ventajas significativas en términos de resistencia y durabilidad.

El uso de cuerdas sintéticas es un enfoque que buscamos impulsar por varios motivos. Estas cuerdas son valoradas por su larga vida útil y su resistencia a factores ambientales adversos. Sin embargo, como estudiante de una tecnicatura en protección de la naturaleza, me es imposible que no consideremos el impacto ambiental de nuestras elecciones, esto incluye la propuesta que quiero transmitir.

La durabilidad de las cuerdas sintéticas, aunque beneficiosa en términos de mantenimiento y seguridad, plantea interrogantes sobre su sostenibilidad. A diferencia de las cuerdas de fibras naturales, que son biodegradables, las cuerdas sintéticas, compuestas por materiales derivados del petróleo, no se descomponen fácilmente y pueden persistir en el medio ambiente durante siglos. Además, su producción genera una huella de carbono significativa, lo que contribuye al cambio climático. Entonces ¿por que recomendaría algo así?

En este artículo, exploraremos juntos la evolución de las cuerdas en el circo, analizando las características y ventajas de los materiales sintéticos en comparación con los naturales. También discutiremos cómo el contexto de uso impacta el desgaste y la vida útil del equipo, destacando las diferencias entre el uso personal de un artista y el uso intensivo en una escuela de circo. Mi intención es proporcionar información que nos invite a reflexionar sobre nuestras prácticas y considerar el impacto ambiental de los materiales que elegimos, promoviendo un circo cada vez más responsable y jerarquizado en el pensamiento colectivo.

Las fibras naturales y sus limitaciones

Históricamente, el circo ha utilizado cuerdas de fibras naturales como algodón, cáñamo y sisal, no solo porque eran los materiales disponibles en ese momento, sino porque cumplían eficazmente con las funciones requeridas. Estas cuerdas ofrecían un buen agarre y absorbían la transpiración de les artistas, generando la fricción óptima para evitar resbalones.

El uso de cuerdas se remonta a su empleo como herramientas en diversas tareas humanas, como la caza, la defensa y la guía. A medida que las civilizaciones alcanzaron diferentes avances tecnológicos, sociológicos e ideológicos, los materiales y su significado también fueron objeto de transformación. En el antiguo Egipto, por ejemplo, se utilizaban cuerdas de juncos para facilitar el movimiento de grandes bloques de piedra en la construcción de monumentos. De manera similar, en China, a partir del 2800 a.C., se empleaban cuerdas de cáñamo en diversas aplicaciones, la cuerda ha estado presente como herramienta desde hace tiempo.

Para el siglo XVIII, las cuerdas de cáñamo y algodón se consolidaron como las opciones más seguras y resistentes de la época. Esto se debía, en parte, a que eran los materiales más accesibles, pero también a sus propiedades intrínsecas. Sin embargo, estas fibras naturales presentan una gran desventaja: su durabilidad era un problema. Al absorber humedad, se volvían pesadas y propensas al moho y a la aparición de hongos, lo que aceleraba su proceso de descomposición. El algodón y cualquier otra fibra natural se convierten en alimento para estos organismos, dando lugar a la pudrición.

Para contrarrestar este deterioro, la industria naval aplicaba tratamientos con alquitrán o aceites que mejoraban la resistencia de las cuerdas. Estas mismas técnicas se utilizaron en las cuerdas empleadas en circos, al menos hasta que se comenzaron a encontrar materiales alternativos en la segunda mitad del siglo XX, en el contexto de la revolución del combustible y el aprovechamiento de sus derivados, o sea, los plásticos.

Entonces, ¿cual es el problema con las fibras naturales?...

La llegada de las fibras sintéticas

Con la aparición de cuerdas de nylon, poliéster y polipropileno, se abrió un nuevo panorama en la industria de las cuerdas. Estos materiales ofrecen una resistencia significativamente mayor, prácticamente nula absorción de agua y una vida útil prolongada. En términos de seguridad, una cuerda sintética puede resistir cerca del doble de peso en comparación con una cuerda natural del mismo diámetro.

Es importante recordar que la principal industria que explotaba la cuerda era la naval. Las fibras sintéticas, además de ser más resistentes a la tracción, no requieren tratamientos previos para su uso en altamar. Esto llevó a la obsolescencia de los tratamientos que anteriormente se aplicaban a las cuerdas de algodón, marcando el surgimiento de una nueva tecnología que revolucionó el sector. A diferencia de las fibras naturales, las cuerdas sintéticas no necesitan tratamientos adicionales para alargar su vida útil.

En los años 70, la popularización de materiales como el Kevlar y el Dyneema permitió que diversas industrias comenzaran a experimentar con nuevos formatos de cuerdas trenzadas y recubrimientos especiales. Estas innovaciones minimizaban el desgaste y aumentaban la seguridad del producto. La industria circense también supo aprovechar esta nueva tecnología, aunque no en el apartado de la construcción de los elementos, sino en la creación de estructuras espaciales más complejas que permitían espectáculos de mayor impacto visual, o de menor "contaminación visual" que generaban las grandes cuerdas.

Sin embargo, en el ámbito de la construcción de elementos de circo como trapecios, un desafío importante radicaba en la falta de agarre y en la textura más resbaladiza de las cuerdas sintéticas. Esto obligó a los artistas a utilizar resinas o magnesio para compensar la diferencia, introduciendo una solución a un problema que antes no existía. Como se puede observar, el avance de nuevas tecnologías también conlleva nuevas complejidades. Históricamente, las cuerdas y su industria se han centrado en el ámbito naval, por lo que las innovaciones tecnológicas han beneficiado principalmente a ese sector específico. El circo, en cambio, aún depende de tecnologías que no están diseñadas para su naturaleza, como estas cuerdas sintéticas o el equipamiento de montaña, lo que requiere adaptaciones a complejidades que surgen por la falta de soluciones específicas para nuestras necesidades.

Imaginar un mundo en el que contemos con equipos y normativas que respondan a nuestras propias necesidades, en lugar de adaptarnos a las de otros, resulta sumamente interesante. Sin embargo, esa será una charla para otro artículo.

Resistencia a la tracción

Uno de los factores más importantes en la elección de cuerdas para cualquier uso, circense, naval, trabajo en altura, etc, es su resistencia a la tracción. Los ensayos han demostrado que, para un mismo diámetro, las cuerdas sintéticas tienen una resistencia significativamente mayor que las naturales. Se toman los datos de la cuerda de 22mm ya que suele ser la estándar para la fabricación de trapecios (entre 18 y 24 mm usualmente).